domingo, noviembre 06, 2005

Dragón helado


Regresa el dragón helado
a soplar su furia en mis noches,
cubriendo de fríos reproches
mi cuerpo triste y cansado

Se empeña en susurrarme
su lastimoso llanto al oído
exhalando dolor y quejidos
con el fin de destrozarme

Me persigue el dragón helado
como sombra desesperada
que no pierde pie, ni pisada
hasta alcanzar lo anhelado

Pronto, un día cualquiera
a sus garras voy y me entrego
pues parece haber más fuego
en sus cielos, que en mis tierras

Sus brasas habrán de arroparme
hasta consumir mi existencia
Soy consciente de mi decadencia
Y no queda más que entregarme